
Fase de Negación: El familiar (esposa generalmente) cree (y quiere creer) que se trata de algo pasajero y de escasa importancia, de una diversión temporal, o que es la propia
forma del jugador/a de relajarse o de entretenerse, que el paso del tiempo lo resolverá. Hay una activa desatención, a veces hay una preocupación ocasional por el juego, pero se tiende a ignorar el problema; incluso se acepta el incremento del juego sin poner resistencia.
forma del jugador/a de relajarse o de entretenerse, que el paso del tiempo lo resolverá. Hay una activa desatención, a veces hay una preocupación ocasional por el juego, pero se tiende a ignorar el problema; incluso se acepta el incremento del juego sin poner resistencia.
Fase de Estrés: Cuando las dificultades económicas son evidentes, las facturas tardan en ser pagadas, la ausencia del jugador/a es frecuente y la interferencia del juego en la vida familiar se hace patente, la fase de negación se acaba, y pasa a convertirse en un sentimiento de rechazo y desilusión. Se cuestiona la fidelidad. Se aceptan promesas de dejar e jugar. Se intenta ayudar a resolver el problema, esta consiste en facilitarle recursos económicos, o medios para resolver los problemas financieros. Sin embargo se descubre que se es incapaz de controlar el juego y los sentimientos de frustración de la familia empiezan a incrementarse. No puede hacer frente a las facturas, carecer de fondos. En ocasiones se suele encubrir al jugador/a y mentir para ocultar su problema. Esto suele llevar al familiar a un aislamiento social, de amigos y familiares para evitar que el problemas se conozca. Se producen continuas discusiones altos niveles de ansiedad, y cambios en el estado de ánimos.
Fase de Agotamiento: Ya no hay una alternativa de solución adecuada. La desesperación de la familia la lleva a refugiarse en comportamientos inadecuados (fumar tabaco, depresión, ansiedad), a desahogarse con los hijos, o incluso a la separación. Se siente angustiada y confusa, resentida y agotada tanto física como mentalmente. Empieza a pedir ayuda a personas cercanas, y recibe consejos con buenas intenciones, pero que no resultan eficaces para el problema. Son frecuentes los sentimientos de culpa, ira, depresión, resentimiento facilitados por el aislamiento afectivo y social.